Sentada en un muro dentro de la Iglesia Cristiana donde se refugió con sus padres, estaba la nena observando hacia la nada, con la mirada perdida.
Tenía en su regazo a una pequeña de aproximadamente cuatro años de edad, con la cual parecía querer desaparecer la enorme panza que guarda a una criatura de siete meses de gestación.
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